miércoles, 26 de junio de 2024

El lobo que no sabía aullar (para Diego)

 

El lobo que no sabía aullar  (para Diego)

 

No vio cuando la luz de la luna ilumino su noche, ni tampoco cuando el alba cayo de pronto, solo un silencio atrapado en un eco sin voz…

 

No vio cuando la mano que lo sostenía, lo acaricio… ni escucho su voz cuando le dijo con sutileza bienvenido a este mundo…



 

No vio el instante de la vida brillar, cuando la fuerza de un corazón retumbo hasta hacerlo llorar, cuando la vibra del calor lo abrazo para que se impusiera en él la esencia de su anima ungida en coros de canción…

 

No vio la alegría de las miradas, cuando voltearon a verlo con las ganas de hacerlo vibrar para que sus luminarias se volvieran fuego en la perpetuidad de sus instantes inocentes y inciertos…

 

Mudo en un mundo con silencios opacos y detenidos momentos que solo él podría confundir con soledad de imágenes cortadas sin continuidad…

 

Alzo con extrañeza la mirada preguntándose, porque todos solo parecían estar quietos en fragmentos que no fluían, sino que avanzaban como pausados en un mundo donde la vida es solo una serie de imágenes que cortadas se muestran como fotografías en un torpe movimiento.

 

Se preguntó si el mundo sería así, demorando su voz en pronunciarse, cuando el sonido se detiene y luego se proyecta dando saltos en la voz muda y el sonido después…

 

Que paso con la rigidez de este mundo?

 

Será que las formas se detienen cuando las miro?

 

Será que la voz de los lobos al aullar solo son coros pausados que no fluyen en mi recuerdo?

 

Decidió ver con más calma, lo que fluía a su alrededor y entendió que la mejor forma de acelerar el tiempo era agitar con furia sus pequeñas manos, para que así si él apurase el destino y el mundo giraría por fin, como lo hacían en sus recuerdos…

 

Y aunque por instantes parecía que lo lograba, las miradas de los demás se detenían a juzgarlo, asustándose por el impacto brutal con que la ira de los demás, lo azoto por querer tener el mismo ritmo que la vida lo pauso.

 

Contemplo con curiosidad el paisaje de su corazón y se dio cuenta que él no era el del problema, sino que el mundo giraba más lento que sus sueños proyectados en un canto sin voz…

 

Contemplo que el mundo estaba detenido al ver caer la lluvia en un ritmo de pausas, pero que la lagrima que derramo se deslizaba normal por sus mejillas…

 

Contemplo que los dibujos que hacia tenían la fluidez de lo que la imaginación fluía en el, y que los colores no sufrían de pausas, sino que llenaban el vacío de este mundo que andaba pausado sin ninguna razón…

 

Contemplo que sus juegos en muñecos y bloques no eran afectados por la resiliencia del que padecía su alrededor…

 

Y Contemplo más, cuando el que se hacía llamar su padre, lo lastimó por no sentir como el sentía el mundo de su acelerada forma de ir y venir cuando sus pisadas de lobo no dejaban huellas después de caminar, sino que lo hacían después que sus gritos se hacían escuchar …

 

Pero qué curioso es el canto de la incomprensión, se contradice antes de si quiera entender su propio error…

 

Así entendió que el tiempo para él, estaba pausado y que la forma de vivir es mejor sonreír y después abrazar, el pasado eterno que ahora se volvía a ratos su presente en un mundo donde el futuro no era más, que una imagen que se dibujaba lenta y acelerada en su magnitud.

 

Pero de tanto andar su corazón se llenó de dolor, y creyó que solo era el destino que le tocaría vivir, aislado y sin poder comprender, porque la gente no le entendía lo que su corazón ansiaba en silencio…

 

Solo el mundo de sus sueños parecía escapar de la letanía de su realidad, porque en ella la vida fluía tan rápida que decidió vivir allí y nunca regresar…

 

Hasta que una noche escucho el aullido de un lobo, que imploraba su nombre.

Curioso por ver el eco de esa voz, asomo la mirada hacia ese lugar…

 

Avanzo danzando sobre las gotas detenidas en el aire, saltando de una en una, agarrándose de una nube y flotando sobre las hojas que se movían pausadas.

Grito y se divertía sabiendo que segundos después su voz se escuchaba.

Agito con fuerza sus brazos para dejar una estela de viento que después de unos segundos se volvía ráfaga de brisa.

Y cayó en el suelo donde vio las pisadas de un lobo.

Pero no lo hallo, voltio de lado a lado.

Y pensó que solo era la alucinación de este mundo.

 

Hasta que detrás de él, un bramido de viento le soplo en el cuello.

Vio al animal acercarse con la fluidez que su mente imagino todo el tiempo.

Inclinándose ante él, le hizo una venia.

El viejo lobo le dijo.

Por fin te encontré, ahora entiendo que no estabas perdido. Solo estabas detenido.

Y era necesario verte en pausas para contemplar que tu mundo esta rígido, y que los demás no entendemos por qué pareces estar ausente.

Decidí ese mismo día.

Hablar en ecos y sumergirme en tu vibración.

Mirando la luna entendí, que la luz que viene de ella, hace una pausa. Como observándote y en ese instante descubrí que esa pausa eras tú.

 

La parte que faltaba en mi corazón.

Ahora montaras en mi lomo y te guiare sobre la sombra que proyecta la incomprensión.

Entendiendo que las palabras para ti, siempre son pequeñas líneas de tiempo que podemos juntar para hacer puentes, y crear portales donde podamos ver el mundo sin leyes.

Desafiando las rígidas formas conque los demás forman sus realidades…

 

El latido de tu corazón tenía ese ritmo que siempre me gusto. Un eco y un silencio, el idioma donde los seres con corazón de ángeles, contemplan la vida de la luna.

Convirtiendo cada instante en fragmentos eternos, donde las palabras son el anclaje al que ahora nos sostenemos, para detener el instante en perpetuos recuerdos, que podemos acelerar para que suenen rítmicos y bellos, en nuestros silencios.

 

Como tú el único lobezno que no sabe aullar.

No porque no puedas, sino porque tu aullido va desde el canto de tu anima directo a una luna que solo tú puedas contemplar…

 

Ahora sostente de esta pausa que juntos lo hemos creado para avanzar, sin pasar por el tiempo, siendo libres en la malla que el presente, pasado y futuro, no puede sostener.

 

En ese aullido que tu voz es la única que puede crear, como un poema proscrito echo para ser entendido por los que tenemos el corazón en fuego detenido de este mundo maravilloso de ser rígidos, con el caos de la normalidad en nuestras cabezas…

Como nubes que se detienen y observan como rasgamos la línea del tiempo…

Ecos y aullidos de la voz del lobezno que no sabía aullar…

 

 

No vio cuando la luz de la luna ilumino su noche, ni tampoco cuando el alba cayo de pronto, solo un silencio atrapado en un eco sin voz…

 

No vio cuando la mano que lo sostenía, lo acaricio… ni escucho su voz cuando le dijo con sutileza bienvenido a este mundo…

 

No vio el instante de la vida brillar, cuando la fuerza de un corazón retumbo hasta hacerlo llorar, cuando la vibra del calor lo abrazo para que se impusiera en él la esencia de su anima ungida en coros de canción…

 

No vio la alegría de las miradas, cuando voltearon a verlo con las ganas de hacerlo vibrar para que sus luminarias se volvieran fuego en la perpetuidad de sus instantes inocentes y inciertos…

 

Como nubes que se detienen y observan cómo se rasga la línea del tiempo…

 

Ecos y aullidos de la voz del único lobezno que no sabía aullar y aprendió a cantar…

 

 

 

                                                                           X W.M.

No hay comentarios:

Publicar un comentario