viernes, 11 de mayo de 2018

El Pianista del tiempo



El Pianista del tiempo

Es tarde aun, cuando mire el reloj de una pared cualquiera decir, ya es tarde para ti…
Lo mire con los ojos llenos de nostalgia y con esas ganas de creer que aún hay tiempo para soñar algo más…
Pero las velas del bar anuncian un final, que aunque esperado…

No lo vi venir, cuando decidiste no volver a ver más este corazón…

Porque siempre el final viene así?, con ese aroma a nuevo comienzo, uno que no recuerda las cosas del ayer, sin intenciones pasadas de querer iniciar algo más.

Pero las políticas del corazón no entienden de diálogos y comienzos
De arrepentimientos, de intentos nuevos…

Tal vez ya sea tarde…
Tal vez esta vez, se volvió de ron la última lágrima del que recito, en una sala llena de incrédulos tristes que vociferan el igual de una canción, que el pianista toca con dedos de locura e inspiración…

Una que los labios mudos recitan susurrando un nombre…
Una que la lagrima recuerda su camino y su rumbo…

 Me uno al coro y levantando mi humo del cigarrillo cantando con esa voz que el alma de cualquier solitario pronuncia… talvez como el último intento de existir, de vivir, de tratar de decir… todo está bien.

No está mal para ser un sábado de cualquier noche, si esta es la hora en la que se puede agredir al recuerdo y el presente por igual, talvez sea la canción de los que cantan en soledad, lo que crea ese ambiente de locura y pasión.
Siniestra combinación que las miradas deambulan buscándose encontrar con una que muestre su verdadero interior…

El siguiente es por mí. Así dice la pena al amor…

Cuando de pronto el que asistía escondido en una esquina es capturado por la atractiva belleza de unos ojos que lo observan todo… susurrando su nombre lo llama y el incauto se deja llevar por la lasciva de un encanto que dibuja una sonrisa en su pálido rostro…

Son solo historias que se repiten una vez más…

Y yo al mirar ese reloj pienso que talvez, la hora se atrasó solo un segundo para poder cantar con el humo de este cigarrillo repitiendo el coro de todos ellos que esperan por un final con aroma a comienzo…

Está bien, si se te sale una lagrima por el recuerdo, no hay delito en sentir.
La única ley que se prohíbe es el no hacer lo que el corazón dicte…
Canta piano de proscrita madera que las sombras en el aire llevan el trino de tu ritmo, como campanadas que despiertan antiguos recuerdos, polillas del alma que van consumiendo su telar en esta manta llamada tiempo, donde todos nos acobijamos para no sentir más frio y soledad.
Donde las horas son la única tela que nos une a ti o a mí.

Está bien si me permites cortarla?...
Es solo que quiero esperar por un segundo más.
Uno que lleva consigo ese alivio que tanto espere…

Déjame cantar la última melodía de aquel piano que de tanto en tanto se viene apagando dejando tras de sí el ultimo tono que acompaña el último segundo de este reloj…

Canta… y lleva al final una última palabra, que tal vez ella oirá su nombre decir…


                                                                                              X W.M.






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