sábado, 29 de julio de 2017

ALAS DE COLIBRÍ


ALAS DE COLIBRI

 

Fui yo el que avivo el suspiro en el colibrí.

 

El que soplo en sus alas de hielo, el calor que necesitabas…

Para romper tus hielos en un sueño…

Que se disipo en una neblina…

Que sostuvo tu idilio de latir, por un corazón de piedra que vivía…

 

Latir por latir en las pausas de la vida…

 

Pero el viento celoso de mi intento, contamino todo con el fuego de tu necesidad de vivir…

Por vivir en el sendero de las mariposas de fuego…

 

Sus alas quietas como el sendero…

Fueron un reto a su intento…

De seguir intentando por intentar en una brisa…

Que no sopla igual, cuando el viento nos devuelve el aliento de nuestras almas repletas de tierra y polvo de ensueños…

 

Cuantos cantos se disiparan, cuando la voz se nos vuelve cenizas?...

 

Fue su esplendor el que le dio el último aliento de Gaia…

Para seguir las runas de sus ruinas…

Que sus ancestros le dieron como idioma en sus alas….

Es el viento el que sostiene tus vuelos…

 

Alas de colibrí, sueños de souvenir…

 

Si miras a lo alto, tu sombra no se proyectara…

Cuando mires tu sombra en el umbral de tus espejos…

Cuantas voces se disiparan?....

 

Cuando tus labios dieron el primer beso de muchos que necesitabas…

El mismo que rompió tu secreto…

La piedra florecer…

 

Y ahora tú te vas…

Como brisa que abandona la tierra, que la vio brotar…

 

Fui yo el que alentó a tu intento a saltar y reinar sobre el vacío de muchos…

No olvides las noches de soledad, que yo sostuve cuando la vida te abandono.

Cuando las paredes te apretujaron y no tenías nada más que dar, que una sonrisa burlona de tu vida, por vivir en medio de las hiedras venenosas de la ironía…

 

Noches de hospital por un destino sin resumir…

 

Pero la ironía se pinta de colores…

Igual cuando la vida entrega la misma moneda de destino…

En tu apuesta sin sentido…

Por seguir fuerte y soberbia de tu pasado…

 

No te olvides flor que fuiste veneno en una noche de placer.

Y que fue mi aliento el que perdono tu sudor.

No te olvides poema, que fui yo el que recitó…

Con placer tu daga en el corazón…

Ahora vuelta letras de olvido para un final…

 

Fui yo el que aliento a tus alas de piedra a seguir volando a un destino…

Que aunque tú no sabías que existía…

Al final es motivo para seguir volando igual…

A donde fuera que el viento te motivaría a ser colibrí…

 

Pero la piedra que vio la historia seguir, decidió dejar en huellas, las huellas que tus alas sembraron…

Cuando todo se volvió un gris…

Son tus palabras las que lastiman.

 

Cuanto tiempo estuve allí soplando tus alas y cuantas tu soplaste las mías?...

Canto de lobos para una ingrata de alas de colibrí…

Fueron tus colores lo que me perdieron y aun así soplo a tus alas de piedra…

 

El viejo coyote de mis antepasados, dijo que la huella es igual cuando hay lluvia o cuando haya sol…

Serás tú el esplendor que no sostuve…

Para seguir atento al venir de mi brisa?...

 

El dolor viene igual, cuando la piedra que lo sostiene, tiene el mismo aliento que tu corazón…

Déjame recitar el último aliento a tus alas de piedra, para que ellas lleven un poco del fuego, que avive y que tú no protegiste…

 

Al final solo son brisas que vuelan igual…

Al final de cada poema que me olvido, solo tu recuerdo en fulgor…

 

Sople sobre las cenizas de un colibrí, que terriblemente se encendió en fuego…

Que cuando toque sus alas, estas se volvieron ojos de zorro sobre mi andar…

Cuando pude darme cuenta, el viento llevo algo que no era mío…

Era tu partir…

Los aullidos se hicieron igual, pero mi canto no llego a la luna….

Fue tu pausa la que contamino mi ritual y en ella quede contaminado…

Las plumas de cuervo no funcionan igual…

Cuando las brasas son con aleteos de un colibrí…

 

Fuiste tú la que sepulto en mi piedra, mi tótem de mi religión…

Y ahora camino por el sendero de los que quisieron tener…

El corazón de un colibrí vibrando siempre cerca de mí…

 

Fui yo el que avivo el suspiro en el colibrí.

 

El que soplo en sus alas de hielo, el calor que necesitabas…

Para romper tus hielos en un sueño…

Que se disipo en una neblina…

Que sostuvo tu idilio de latir, por un corazón de piedra que vivía…

 

Latir por latir en las pausas de la vida…

 

Pero el viento celoso de mi intento, contamino todo con el fuego de tu necesidad de vivir…

Por vivir en el sendero de las mariposas de fuego…

 

No hay nada más allá, que la huella que deja el zorro, solo las huellas de un conejo que 

disfrazan mi soledad con una garra de oso.

 

                                                                                                          X W.M.

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