Un Equilibrista de Puentes
Si buscaras dentro de la hierba que se acumuló en un día
de invierno. La hallaras.
Si tuvieras un sueño, el cual durante años lo tuviste
dormido. La hallaras.
Si tuvieras en tus manos una gota de ese mar que acumulo
los años de experiencia de eternidad y suspiro. La hallaras.
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Si pudieras volver el tiempo atrás y en medio del
silencio una reflexión se acercase a tu corazón y suspiras por la calma que
ella te proyecta… la hallaras.
Y si aun así el mundo girara en una vuelta donde tú, por
tu distracción olvidaras recordarte aun así la hallaras…
No hay palabras que inviten a una reflexión, cuando el corazón
por si solo encuentra el bálsamo que necesita.
Porque hablar de un día en tu vida. Es hablar de un
estado que solo tú puedes llegar a ver sin que los demás lo contaminen de su
sepulcro de cristales rotos que sus mentes agitan para reflejar la respuesta,
que los demás decimos para entender las cadenas rotas que fingimos ser.
Para acércanos un poco a las islas de reflexión que la
sociedad nos exige para no quedar aislados de su integración.
Todos somos en si… una parte del otro. Y cada una de las
piezas que nos faltan se encuentra escondidas en las reservas del silencio de
los demás…
No lo olvides, porque aun así… la hallaras.
El perdón y la razón calzan por igual cuando los puentes
que los unen son tendidos a distancia por una verdad que los supera, los atrae,
los equilibra.
Para al final decirnos a nosotros mismos como un
equilibrista de la vieja escuela de Philippe Petit.
Solo cruzamos
puentes…
Y aun si
la hallaras…
La verdad
acerca de ti.
La reflexión
sobre los días de bruma que aúllan cuando el silencio pronuncia tu nombre.
El sentir
extranjero de vernos como extraños frente a los que no son más cercanos.
El titubeo
de nuestros corazones agitados, que acercan hacia a nosotros los cometas que
queremos que sean los que nos acompañen a una noche sin sentido.
Las
plegarias que creamos cuando la necesidad es más cercana que nunca.
La belleza
acerca de ti.
La conspiración
de nuestros secretos aquelarres que nuestros deseos nos dibujan como luces de
atractivo salvaje que nos hace más humanos que inmortales.
La constancia
de ser eternas fragancias que inundan el mundo cuando alguien nos extraña.
No importa
el puente que tiendas a distancia. O cuanto es la lejanía de tu estrella frente
a este sol que no entiende el ritmo básico de tu voz.
Porque todo
cuanto surge de ti, queda registrado en
una malla que atrae hacia tu interior
sin que tú lo quieras, el eco de una voz que repercute en la piel de los
que te rodean.
Como juntando
cada parte de ellos en un orden que inconsciente de su accionar nos devuelve el
espacio vacío que nos permite pintar el mejor concepto de tu interior en los demás.
Aunque ellos
no logren descifrar el poema perfecto que eres tú…
Aun así
la hallaras.
El bálsamo
que eres tú.
Tu luz
se enriquece de la luz de los otros.
Solo hace
falta que una parte tuya encuentre el puente para comunicar todo cuanto eres.
No hace
falta que tú seas consciente de esto.
Porque el
canal de la interiorización no necesita del cumulo de tu laberinto mental…
Solo hace
falta que una pequeña chispa que eres tú, acerque su fuego hacia la hoguera de
sentimientos donde frente a nuestros viejos ancestros por fin, sin vergüenza alguna
podamos ser por una vez admitidos, como flechas de fuego que van directo al corazón
de un sol que junta de todos un poco de ti, para reflectarlo hacia los demás.
Como el
silencio que se agita en tu interior ahora, que nadie puede observarte, cuando
por primera vez puedes sentirte un hombre real.
Una
verdad latiendo en medio de un puente sin miedos, sin más que un equilibrista
de corazones de esperanza luz de una luz….
Y aun así
la hallaras…
X
W.M.
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