jueves, 10 de octubre de 2019

Carteles de Ciudad


Carteles de Ciudad

No busques una verdad en la estrella caída… decía el anuncio de una gasolinera después de andar en mil…
No busques un libro de esperanza cuando no tienes el intento de hacerlo realidad…
Así lo decía ella…

El sueño de ser por una vez alguien que brille, si las estrellas no son lo que te gusta vestir después de una desolación…
Ese es el dilema de tu diadema una extraña pregunta para tu Yo superior…
Corona sin espinas sin dolor… dije yo.

No te preocupes no es lo que quería decir… era todo lo que intentabas preguntar?
Así dijiste tú….
 
Sabía que tus conclusiones son solo materias que tu soledad podrá escribir al revés de una promesa que nunca dije, pero que tú planeaste antes de desgastar la anima de cualquier forma de vivir…
Pero tú con tu forma de servir la extraña copa de tu ron mencionabas en susurros:

Te lo dije amor solo es una forma para destruir lo que estaba por venir
Déjalo servir en lo que se pueda contener.

Pero fuiste más allá de esa copa de más…

Tranquilo no es la mirada que te doy…
Es la forma como tú contienes todo lo que no se da de más…
Y se pierde en todo, el intento.
Solo te anuncie que conmigo todo es complicado…
Te falto decir lo que no dije…
Eres bueno, pero sabes que soy el mal después de tu pausa, solo un caos más…
El graduado intento de ser una perfecta consejera de culpas…
Que vendrá cuando yo exija algo más?...

Mientras intentaba graduar la música de lo que estaba ya sonando…

Ella cerró la ventana del auto, para terminar en una pregunta:
Porque viniste a mí?…

Te repito corazón:
Yo no te busque después que quemaste todo lo que guarde en un cuadro secreto…
Que no pudiste descubrir el color de lo que soy…
No andes despacio después de fumar lo trivial de una nueva vida…
No mal gastes el tiempo de un reloj que se solidifica en un segundo que se esfuerza a desgastar el tiempo en intentos de volver al acorde de una vida que no tiene ritmo en mil latidos de ninguna tristeza….
Se cierra toda confianza en mí ser cuando no eres mío…
Cuando siento que solo doy vueltas sin ti a mi lado.
Prefiero volver al lugar donde no pido recibos de gracias, solo que esta vez no deseo explicación de lo que hiciste, no fui buena…
Pero la vida te asegurara que mi ser volvió el fuego en ti, pero amor aprende a servir el último vaso…
No es el intento de un poeta sino el esfuerzo de que vuelvas a latir por mí
Sin ser una más de las que te sirvieron…
Sino el único vaso que quedara cuando la sed vuelva a seducir…

Recuerdo el último de los anuncios antes de salir de aquel local…
La noche era fría y el intento de más…
No era lo único que me molestaba
Sino el silencio que quedo cuando al seguir tu susurro se volvió a mí
Culpas de más las que no anuncie por ti…
Será el exceso de una copa de ron o el intento tuyo por ser un problema mas…

Los carteles siguieron sin parar…

No busques una verdad en la estrella caída… decía el anuncio de una gasolinera después de andar en mil…
No busques un libro de esperanza cuando no tienes el intento de hacerlo realidad…
Así lo decía ella…

                                                                                                          x W.M.




Mensajero de Calamidad


Mensajero de Calamidad

Debí de hacer más grande las cosas que mi espíritu soñó…
Debí de soltar todo de entre mis manos para captar lo sutil de dar…
Llevar todo ese sentir al lugar donde mi corazón lo pudo guardar.
Para algún momento de soledad, la desgracia sea acompañada por la promesa de que algún día hubiese sido feliz, sin embargar el sueño de lo prohibido…
Pero la idea de que en algún momento esa esperanza llegase, se vio opacada por la terquedad de mis actos, una irónica forma de crucificar mis culpas con la tristeza que te heredo hoy a ti.

Debí de aprisionar más las esperanzas que la alas de este espíritu dejó como aleteos de huracanes de una mariposa que imitaba la soberbia de un águila de fuego, sueños rotos de un ego que dibuja nubes de llamas y polvo de estrellas en las fronteras de una nada, que ahora cubre mi amanecer de cada día…
Sonriendo ebrio de risas a un páramo que solo adorna las hojas caídas de esos días, tan tuyos, tan ajenos…
Solo intentos de una cordura extraviada en la voluntad de unos vasos rotos…
Oh talvez la voz de una sirena que herida de caminar se imagina a sí misma un saltamontes que divaga sobre las hojas de un árbol que de ramas solo contempla los rayones de un intento de boceto de un pintor sin oleos que dibujar…

Debí guardar más sueños cuando la realidad ahoga de sed
Debí de tener más de eso que ahora falta cuanto lo de ahora es solo un qué es?
Llevar más allá de los intentos, las ganas de ser algo ahora y allá.
Sin terminar extraviado en el pasado ni en el futuro…
De dilemas que abrazan el silencio de un no sé qué?, que repites siempre que alguien te pregunta si falto algo más?...

Dime tú… cuanto tiempo ha pasado ya?
Dime si las horas ya dibujaron más líneas allí donde los ojos cubren con cicatrices las perfecciones de tu piel anciana…
Si ya pasaron de nuevo las 3 palomas que deambulan a ratos como cuervos que vigilan si esta vez mis piernas se doblaran al suelo. Para volver a ser devorado por los 3 buitres que escondes en tu pensar… o los 3 perros que guardo aquí en las heridas que olvide pintar, con las lágrimas que la vida me regalo, para colorear el oscuro de este oleo turbio y sucio de conspiraciones que mis miedos hicieron ayer una canción que no puedo recordar cuando tomaba tu mano antes de partir sin decir nada al soltar tu mano…

Y vuelvo a ver el mismo cruce de caminos que conocí, es curioso corazón que la templanza se esconda en la duna más polvorienta que la claridad pueda mostrar…
Huellas que no conducen a ningún lugar y tú en lo alto de esa estrella dibujando días y noches que no puedo vivir sin estropear tu inspiración, tropezando con las mismas ideas que me empujan a seguir, rebotando de un lado a otro como las olas de un mar que agita con violencia esta roca que soy yo.
Solo un placebo para tu vida y la de ellos…

Mensajero de calamidad…

No te mencione que olvide cubrir tu pequeño frasco que me obsequiaste, los secretos que susurraste. Curiosa flor aquella, de pétalos extraños cubiertos con colores que solo se contemplan cuando cierras los ojos al dejar de sonreír y sentir que eres todos y los tuyos…
Derrama un aroma que solo se siente cuando la voz se queda muda al ser calumniada por una mentira de los demás…
Nunca dibujada, nunca vista y sin embargo con la misma sombra que se tatúa sobre la pared que un sol tímido la desnuda cuando sin un querer proyectas; el único color que tú ser advierte como la única fuente de luz para verla florecer.
Un único color…
Que olvide proyectar cuando intento ver lo que en mi interior lleno de tinieblas me asusta por proyectarme a un vacío donde no puedo existir y donde existo aunque no seas tú la que viva ya allí…

Que fue de la guarida de mis lobos?
Que fue del impulso cuando el miedo palpita en mi sangre!!
Que fue del crujir de dientes cuando la verdad se me escurre por una traición que retrata la soberbia de cualquier soberbia!!
Que fue del coraje que empuja hacia la pared mis huesos hasta cuestionarme
Cuando más!
Cuánto tiempo más!
Cuan más!

No hay mejor héroe que aquel que abraza la soberbia de un miedo cualquiera y le dice en susurro su verdadero nombre…
Acaso no hay fuerza en la serenidad y el silencio de un volcán a punto de explotar?
De la vergüenza de ser uno con la soledad?
Uno con la nada y la necedad?
Ciego y sin atributos me he vuelto un arlequín en tu circo y el de los demás
La extraña enfermedad de ser algo más que normal…
De ser el buen hombre que la mordaza de una moralidad me obligo a llevar mi impulso fuera de su ritmo natural….

Debí de hacer más grande las cosas que mi espíritu soñó…

Debí de soltar todo de entre mis manos para captar lo sutil de dar…

Llevar todo ese sentir al lugar donde mi corazón lo pudo guardar.
Para algún momento de soledad, la desgracia sea acompañada por la promesa de que algún día hubiese sido feliz, sin embargar el sueño de lo prohibido…
Pero la idea de que en algún momento esa esperanza llegase, se vio opacada por la terquedad de mis actos, una irónica forma de crucificar mis culpas con la tristeza que te heredo hoy a ti.

De la vergüenza de ser uno con la soledad.
Uno con la nada y la necedad.
                                                                                                                      x W.M.