jueves, 19 de noviembre de 2015

Alguna Vez…

Alguna Vez…

Pero cuando acabes, permíteme saber si este final podría ser el último final…
Las cosas que ocurrieron solo se quedaron a flote de un corazón que de agonía burlaba las orillas de su soledad para no acabar de náufrago en su desesperación…

Algunas veces extrañaba las grutas de esos ojos que aullaban a la incomprensión de tus lágrimas.
Cuando la luna dibujaba esperanzas en los obituarios de aquellas cartas, que la desesperanza guardaba para no perdonar…
Algunas veces esperaba de pie contando los pasos de la maldición de los amantes que guarecían del frió sus palabras en el corazón.
Tan solo para cantar en el silencio, las oraciones que los labios no dijeron para no besar.

Algunas veces esperaba con la copa de los intentos servida a media bebida por si acaso se te  ocurra hablar de mi burlado intento de ser un soñador de tus alegrías prestadas.
Para luego escuchar las voces del silencio que se oyen en el tumulto de las ánimas perdidas.
Como si aquello me acercase más a tu mano y tu cuerpo ahora convertido en una brisa que acaricia el humo de mi cigarrillo.

Algunas veces me desvelaba intentando pensar en lo que el alma necesita cuando la soledad toca como una amante las ganas de querer ser una prisionera de las ganas de ver con aquellos ojos lo que la ironía oculta a sus sombras de verdades a medias decir…

Algunas veces buscaba la manzana prohibida de aquella Eva que celosa de sus deseos ocultaba con incomprensiones las voces marchitas de sus ganas de besar mis secretos creados para satisfacer mi sueño prohibido….

A veces suelo recordar cuando  besaba la mano de mi celadora inoportuna que me aprieta estas ganas de ser lo que ella quería para mí. Mientras me dedica sus anhelos proscritos al amante de mi soledad…

Como un fantasma de su sombra que agita los recuerdos de aquellas sonrisas que se ocultaban en las grietas de estas paredes que respiran el aroma de tus palabras perdidas
A La luz de tu olvido que ilumina mi vida con los sueños que dedique en el intento de mis fantasías sobre la piel de tus verdades teñidas con sangre del tintero que el vino guardo para no envejecer, después que el cantor inspiro las plegarias…

Para no saber que ocurrió después que se soñó.

Y no volví más a la gruta de tus ojos para ver el regalo de las migajas de pan que tus labios me dejaron probando en un manantial, las sobras de la copa de la vida eterna
Que dejaba la fragancia de tu vida. En medio de la plaza de las esperanzas donde las tormentas tejen sueños para los amantes.

Era invierno cuando el corazón tirito una lágrima negra, y una voz como aquella que se oculta en el silencio, decidió saber si aún era un vagabundo de tus intentos.
Cuando decidió decidir que yo era un olvido más…

Como rescatar las promesas que el rio llevo cuando en medio de la nada. Tú das luz a las desesperanzas… solo una Eva tentando al destino. Mientras el vino en mi copa se termina volviéndose hiel al recuerdo de la dulzura de esos besos que ahora saben a olvido…
Un trago más para no recordar lo que el ajenjo oculta en su veneno
Vuelo mortal de suicidio que le gusta al corazón jugar cuando aún no sabe que ya es un olvido…

Que silencioso es el destino de la tristeza.
Que tortuoso es el corazón de tu quimera protectora de tu puerta.
No había palabras ni cantos, para enamorar la cerradura de tu inocencia.
Solo sueños agitados por el tiempo que necio en su intento se vuelve cuerdo para saborear al son de la copa que ahora queda vacía.
Mientras mis labios se resecan consolándose con el humo del cigarrillo de tu pretensiosa forma de ver que eras la única Eva en el malecón de estos sueños prohibidos…

Cuando lo descubras mándame una postal a la dirección que deje tatuada en tu piel…
Cuando el vino de esta mandrágora acabe al final, de donde comienza tus anhelos de belleza y donde termina mí ahogado pesimismo de saborear la dulzura de tu amor cobarde…

Luego el sol quedo a media mañana cuando al final dos fueron los que contaron el vuelo de dos amantes y el silbido de la estación nos recordó que lo mejor era olvidar lo que se puede olvidar cuando no se vivió…
Celosa creadora, sabias como hacerme recordar que el olvido es más real…
Aun siento el abrigo de tus abrazos cubiertos con el aroma de las promesas que los amantes perdidos dejan al unísono en una copa de vino y un humo de cigarrillo…

                                                                                                                                                             X W.M.